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UC - Críticas

País: Japón.
Año: 2011.
Duración: 126 min.
Género: Drama.

Dirección: Takashi Miike.
Guion: Kikumi Yamashishi; basado en la novela “Ibun rônin-ki”, de Yasuhiko Takiguchi.
Producción: Toshiaki Nakazawa y Jeremy Thomas.
Música: Ryûichi Sakamoto.
Fotografía: Nobuyasu Kita.
Montaje: Kenji Yamasahita.
Diseño de producción: Yuji Hayashida.
Vestuario: Kazuko Kurosawa.
Distribuidora: Avalon.

Estreno en España: 15 Agosto 2012.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.

Interpretación: Ebizô Ichikawa (Hanshirô), Kôji Yakusho (Kageyu), Eita (Motome), Hikari Mitsushima (Miho), Naoto Takenaka.

EL VALOR DEL HONOR

"Hara-Kiri, Muerte de un Samurái" es una propuesta que ha dividido a los fans de su director Takashi Miike por mostrar aquí una faceta más académica y clásica que en algunas otras de sus obras. La película es irregular, pero contiene momentos de muchos kilates cinematográficos. Miike nos ofrece un discurso sobre el valor del honor y las tradiciones con un claro transfondo social íntrinsicamente conectado con la situación de crisis económica que nos rodea.



SINOPSIS: La película narra la historia de Hanshirô, un samurái que llega a la residencia de un clan con la intención de terminar con su vida llevando a cabo el ritual del hara-kiri. El líder del clan intenta disuadirlo contándole la trágica historia de Motome, un joven que, poco tiempo atrás, llegó a ese lugar con las mismas intenciones.



Los primeros 40 minutos del film son soberbios. Con un ritmo calmo al estilo del cine japonés clásico y una cadencia que va ganando tensión a cada minuto que pasa nos conduce hasta un desenlace trágicamente brutal. Esos 40 minutos valen por sí mismos el visionado de la película. A partir de ahí, la película se rompe al sumergirse en un larguísimo flash-back explicativo del que se hubiera podido comprimir su metraje, donde la intensidad cae en picado al inicio y poco a poco vuelve a remontar con un patetismo dramático mostrado con serenidad y estilo casi expresionista. El desenlace nos devuelve al punto de partida y se resuelve con un imposible combate para enfrentar el antes aludido valor del honor con el valor de la piedad.



La película, pues, aparece dividida en tres partes que se necesitan entre sí para completar el discurso del film, pero que no acaban de encajar perfectamente entre sí. Milke puede exasperar con su capacidad contemplativa y su tendencia al exceso melodramático a los menos iniciados en el cine oriental, pero si se sabe ser paciente y nos dejamos absorber por la siempre diferente cultura japonesa, encontraremos momentos de cine del bueno, con una exquisita y fascinante capacidad visual (esos combates bajo una sempiterna nieve que aparece como símbolo de tragedia) y una contundente crudeza en la manera de presentar un mundo donde los líderes dejan morir a los pobres en virtud de leyes absurdas.




UC (Daniel Farriol).

TRAILER